Siempre he sostenido que la Historia se la hace a
conveniencia de los grupos de poder o de los
gobernantes de la época; y, que la única Historia Verdadera, es la que
nosotros la vivimos o la que valientes historiadores, la hacen en la
clandestinidad, sin honores, sin
homenajes, pero verdadera.
Ahora que contamos con la herramienta del Internet,
podemos recoger versiones, para ponerlas a consideración de nuestros lectores,
para que ellos juzguen, el valor de verdad que pueden tener.
Al máximo LIDER del Partido Liberal Ecuatoriano,
General Eloy Alfaro Delgado, lo mataron una alianza de autoridades del
gobierno, medios de comunicación oficialistas ultra conservadores, comerciantes
de la Costa y terratenientes de la Sierra, liberales traidores, mas el silencio
cómplice de Monseñor Federico González Suárez, que con su intervención pudo
haber evitado ese cobarde asesinato.
Si por los hermanos Restrepo, “Secaría la Laguna de
Yambo, si es necesario”, se debe realizar el JUICIO DE LA HISTORIA, para desenmascarar
definitivamente a los autores, cómplices y encubridores de ese repudiable
crimen; igual se debe establecer quién o quiénes fueron los autores
intelectuales de los asesinatos de: ABDON CALDERÓN MUÑOZ, JAIME HURTADO
GONZÁLEZ, CONSUELO BENAVIDES, y tantos otros quedados en la impunidad y el
olvido.
Al General Eloy Alfaro, lo mataron aquellos que
encabezados por el Dr. Carlos Freile Zaldumbide, se confabularon para
derrocarlo del poder el 11 de agosto de 1911, cuando apenas faltaban 19 días
para concluir el mandato presidencial.
Lo mataron el Ministro de Guerra, general Francisco
Navarro, que protagonizó en Guayaquil, el asesinato del general Pedro J.
Montero, el 26 de enero de 1912, constituyendo el anuncio de lo que ocurriría
dos días después con los mártires de la Revolución Alfarista.
Se sostiene que el diario El Comercio de Quito, del 11
de enero de 1912: "Y no ha de ser pues, esta nueva traición de la Patria
la que de prestigio ni en el pueblo ni en el ejército a un hombre execrable y
aborrecible- será, por el contrario, un poderoso estímulo para acabar de una
vez para siempre con todos estos elementos nocivos para la República. Tal vez
la justicia haya unido a Montero con Alfaro, para ejercer sobre ellos sus
inexorables vindicaciones".
Lo mataron el titular de diario La Prensa, del 11 de
enero de 1912: "LA VÍBORA EN CASA. Esta es la víbora que tenemos entre
nosotros, oh! Ecuatorianos, y a esta víbora es preciso triturarla".
Titulares
y editoriales como esos, y peores aún, publicaba la “Prensa Corrupta” de ese
entonces, periódicos como: La Prensa, El Comercio, Constitución; mas la
confabulación de Generales del Ejército y la Oligarquía Criolla. Con la venia
del General Leonidas Plaza Gutiérrez, se permitió el traslado desde Guayaquil
hacia Quito, de: Don Eloy Alfaro, Pedro J. Montero, Flavio Alfaro, Ulpiano Páez
y demás principales cómplices, “Para juzgarlos”.
Los macabros
acontecimientos, la quema y el arrastre de los PATRIOTAS, se dio el del 28 de
enero de 1912.
Los mataron,
la cúpula de la iglesia católica, cuyo jerarca Monseñor Federico González
Suárez, contempló sigilosamente desde los ventanales de la casa arzobispal de
Quito, el arrastre de los patriotas liberales
El
juicio penal por el asesinato del Alfaro y sus patriotas acompañantes, hecho
ocurrido en Quito el 28 de enero de 1912, se prolongó hasta febrero de 1932. La
Corte Superior de Justicia de Quito encontró "al parecer indicios de
responsabilidad" al no haberse dictado órdenes preventivas para evitar los
aciagos sucesos y desestimó la existencia de asociación para cometer el acto de
lesa patria, "por no existir prueba al respecto". Luego de más de dos
décadas del sainete jurídico, se afirmó que "EL CRIMEN ES CONSTANTE, PERO
LOS SINDICADOS NO SON AUTORES NI CÓMPLICES POR LA IRRESPONSABILIDAD DE LAS
MULTITUDES". El 28 de enero de 1912, ejercía el mando ejecutivo el Dr.
Carlos Freile Zaldumbide; Ministro del Interior, Dr. Octavio Díaz; y Ministro
de Guerra y Marina el Dr. J. Federico Intriago.
Al
parecer, siempre ha existido el ABUSO DE PODER, la impunidad de crímenes de
Estado, a cuyos presuntos autores, hasta les han perennizado sus nombres.
Ene 20/2012
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