Alguna vez señalé, que al paso que
vamos, jamás llegaremos a la “Excelencia Educativa” que aparentemente aspira el
actual Gobierno; definitivamente la educación, con sus contenidos y valores,
tienen que llegar al estudiante porque de no ser así, nada se ha conseguido,
nadie puede discutir, es innegable, es irrefutable: “El profesor enseña cuando
el estudiante aprende”, “Los títulos no dan inteligencia”, “Lo que natura no
da, Salamanca no presta”. Los Másteres y Magísteres, salvando honrosísimas
excepciones, son “polvo y paja”, decía mi difunto Padre, cuando se refería a
algo que poco o nada servía; son pura palabrería, a todo le andan cambiando de nombre,
parece que es costumbre, hasta de nuestros Gobernantes, ya hemos podido constatar
el cambio de nominación a diferentes dependencias del Estado, sin que haya un
cambio de actitud o de fondo mismo, siguen igual, no son mas que: “El mismo
perro con diferente collar”, decía Tres Patines.
Se ha tomado como nuevos términos:
“socializar” por analizar, “consensuar” por ponerse de acuerdo, “malla
curricular” por conjunto de programas de estudios de las diferentes
asignaturas, “bajo y buen perfil” por capaz o incapaz, etc, son puros papeles y
pura teoría, recientemente se dictó un seminario sobre “Inclusión Educativa”,
en donde en resumen, se dispuso, la obligación que tienen las Autoridades de
Educación y las de cada uno de los Planteles de esa actividad, de aceptar como
estudiante a todo niño, adolescente y joven, sin importar la discapacidad que
tenga; si la discapacidad es física, esencialmente motora, estamos de acuerdo
en un ciento por ciento; pero, en los otros casos, NO SEÑOR, esos niños o
jóvenes, tienen que ser tratados en su educación, por personas especializadas,
que hay muchos y muchas profesionales en esa rama.
Retomando el tema de los “Técnicos”,
hace poco se dictó un curso de “Lectura Crítica”, que no es otra cosa que la
“Lectura Comprensiva” que siempre se ha venido dando, complementada de un
resumen de su contenido, antes lo llamábamos Composición, no sé cómo le dirán
ahora; en estos días se dicta otro cursillo, lo toman como parte de “la
formación continua y mejoramiento
pedagógico y académico” que la Constitución indica en su Art. 349 como
Garantía Constitucional, es decir, COMO DERECHO DEL PROFESOR; por fin, se les
ocurre cumplir parcialmente la Ley Suprema. Suplantaron las: capacidades,
aptitudes, destrezas, influencias positivas y negativas, por el FODA: “Fortalezas,
Oportunidades, Debilidades y Amenazas”, al parecer, se cansaron de esa payasada,
ahora la están reemplazando por: “El árbol de objetivos”, “El árbol de estrategias”,
etc, será un bosque de teorías; y, por último, ya se está entregando un
formulario, para que profesor presente su Plan de la Lección, diariamente y por
cada hora de clase que dicte; consecuentemente, al profesor no le quedará tiempo
para dictar su clase, tendrá que dedicarse a elaborar y presentar una hermosa planificación, saturada
de: Pedagogía, Psicopedagogía, Didáctica, etc.
Estos iluminados asesores del Ministro
de Educación, están preocupados del profesor, cuando lo que les debe preocupar
sobremanera, son los estudiantes como obra del maestro; para poner un ejemplo
sencillo, didáctico; a estos señores les interesa que un albañil, tenga claro
el concepto de: plomada, mortero, bloque, ladrillo, proporciones arena cemento,
tiempo que emplea por metro cuadrado, etc; y no importa que la pared que
construye resulte una calamitosa obra.
Insisto, por muy moderno que sea el
tiempo, por muy actualizados que estén en Pedagogía y Didáctica, jamás perderá
vigencia. “EL PROFESOR ENSEÑA CUANDO EL ESTUDIANTE APRENDE”, eso se debe
supervigilar. Muy bien, examinar al maestro en los contenidos que tiene, pero
mejor todavía, es comprobar si esos contenidos llegaron al estudiante,
personalmente conozco compañeros que se jactan de ser grandes planificadores,
pero su obra, sus estudiantes, los promueven por paternalismo o humanidad o tal
vez, porque se nos evalúa, no por los resultados obtenidos sino por las Actas
de Calificaciones y por un gran número de
papeles que se nos obliga a llenar, que ahora, se está ampliando en sus “requisitos”.
No hay que hacerle una poesía a la
educación, hay que ser prácticos, la vida misma es la práctica de lo que has
aprendido en las aulas y por experiencia propia.
Agt 21/2009
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